Así es, mexicanos desunidos al grito de la guerra particular de cada quien. El valemadrismo y el "me mando solamente yo", para lograr nuestro cometido: hacemos lo que queremos y eso lo legitimiza.
Pero eso sí, somos el país invadido eternamente por aquél Masiosare, tan extraño enemigo que ni lo reconocemos (si wey, somos nosotros mismos; no hemos aprendido del espejo de Alicia). Un país lleno de víctimas.
Sí, eso. Somos víctimas y así aprendemos a idealizar nuestra irrealidad revolucionaria. El culpable de nuestras desgracias son de otro. Pinche gobierno, pinche Salinas, son los jijos gringos, los putos gachupines que nos robaron todo, es la Iglesia Católica que nos tiene mensos, los narcos del infierno y sádicos, esta crisis que no acaba, esos ricos empresarios obesos como puercos.... y la lista seguiría. Pero nunca nosotros, ¿pues cómo?! Si ellos son culpables de nuestra desgracia, nosotros solo somos víctimas.
Nomás buscando culpables de la irresponsabilidad de cada uno. Somos un país de víctimas. ¿Hasta cuando aceptaremos nuestra responsabilidad como entes sociales? Y así seguiremos por los siglos de los siglos, esperando que algún salvador nos solucione la vida con la fórmula mágica. Y solo así el país será lo que está destinado a ser... la víctima redimida, la cenicienta en su castillo de arena. Justicia divina.
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